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En 1553 llegaron a Chile los padres franciscanos, en 1557 llegaron los dominicos y algunos años después llegaron los agustinos y jesuitas. En Chile, apenas si tuvieron doctrinas los misioneros fuera de las poblaciones y ciudades, puesto que fundadas las ciudades, a ellas se fueron recogiendo los naturales, ahí recibieron instrucción religiosa. En 1561 se crea la diócesis de Santiago de Chile y en 1567 la de Concepción.
La iglesia católica fue una institución de gran autoridad tanto en España como en América, y esta ligada directamente al poder político, a trabes del patronato real.
Los reyes hispanos se preocuparon de enviar sacerdotes para cumplir con la misión de evangelizar.
También les enseñaron a leer y a escribir, creando escuelas para indígenas, enseñándoles los rudimentos de la fe y divulgando la cultura europea por toda América.
Sacerdotes como Bartolome de las casas lucharon por la defensa de los nativos defendiendo sus derechos, dejando en claro los abusos que los españoles muchas veces cometían con ellos, las corona se preocupo, gracias a ello, dictaron normas para proteger a los indígenas. Estas leyes determinaban con toda claridad que se les debía respeto, ya que eran considerados hijos o criaturas de dios, se prohibió la esclavización exceptuando aquellos casos en que fueran rebeldes sin dominio hispano y no quisieran convertirse o someterse a la religión católica.
Una forma de evangelización que adopto chile fue el Bautismo Masivo, donde niños y adultos eran bautizados a cambio de regalos de ovejas y cabras. También obligaron a casarse a los aborígenes para erradicarlas practicas poligámicas.
La obra misionera de los jesuitas logró mejores resultados que otras órdenes religiosas, pues dio al indígena un trato humanitario y recurrió al lenguaje y a elementos de la cultura aborigen para transmitir la palabra de Dios. Ello le granjeó a la Compañía de Jesús un enorme prestigio ante la monarquía española y le permitió influir en la política colonial hacia el pueblo mapuche, anteponiendo la persuasión en lugar del enfrentamiento y dando lugar a la llamada guerra defensiva. Sin embargo, desgraciados sucesos y la oposición de parte importante de la sociedad chilena de comienzos del siglo XVII, hicieron fracasar la estrategia defensiva y en adelante la Compañía de Jesús debió continuar sus esfuerzos apostólicos sin el apoyo de las autoridades.
Aunque sus integrantes llevaban una vida muy humilde, la Compañía de Jesús acumuló en Chile un considerable patrimonio material, que sirvió de ejemplo para el progreso económico del reino y que además empleó para afianzar su obra evangélica y educacional.
Los franciscanos y los dominicos comenzaron una labor misionera cerca de los pueblos indígenas utilizando la persuasión para convencerlos, aunque también existían algunos evangelizadores que solo vinieron a hacer fortuna a América.
Los franciscanos fueron los primeros en llegar a Chile, pero además de estas órdenes aquí se encontraban los mercedarios, los agustinos y los jesuitas.
La llegada de la Compañía de Jesús a Chile en 1593, significó una nueva forma de relación entre hispanos y mapuche. Convencidos de que todos los pueblos llevaron consigo la semilla del evangelio, la concepción de misión para los jesuitas consistía en la idea de la salvación de las almas por medio de la acción eficaz de los misioneros, más que en el modelo de aculturación violenta que se había impuesto en los primeros años de la Conquista.
Dentro de la primera generación de jesuitas, destacó el sacerdote Luís de Valdivia. Persuadido de que la fe debía entrar por medio de la conversión voluntaria y no por la vía de las armas, éste cuestionó duramente el servicio personal impuesto a los indígenas como el mayor obstáculo a la penetración del evangelio. Contra las incursiones esclavistas que anualmente realizaron los españoles en territorio mapuche, propuso un sistema de guerra defensiva, acabando con los ataques mutuos y enviando misioneros a la Araucania.
Aunque su propuesta fue desechada en 1626, luego de diez años de puesta en práctica, la defensa jesuita de la población indígena continuó durante todo el siglo XVII. La estrategia de la orden para la evangelización, incluía el aprendizaje de las lenguas indígenas, así como la comprensión de sus costumbres y tradiciones, factor clave para penetrar en su sociedad. Los jesuitas instalaron un sistema de “correrías” o misiones ambulantes, insistiendo en la vía sacramental para asegurar la salvación de la población mapuche. Pero a mediados del siglo XVIII se hicieron cada vez mayores las críticas a los métodos jesuitas, apuntando al hecho de que no lograron una conversión plena de la población indígena.
Sin embargo, y a pesar de la rigidez de las barreras raciales, algunos puentes fueron establecidos entre las castas y las razas; un proceso de sincretismo religioso y cultura se desarrollaron, contribuyendo a la formación de una cultura colonial, que no fue una simple reproducción de las culturas metropolitanas.
Los primeros evangelizadores de Latinoamérica dieron mucha importancia a la catequesis, pero en manera adulta daban abasto en la catequización a los bautizados. La catequesis no estuvo muy activa en los primeros diez años de evangelización, porque primero había que aprender las lenguas indígenas. Desafortunadamente, el concilio de Trento (1545-1563) no favoreció mucho ese trabajo de catequesis inculturada que venían haciendo nuestros primeros evangelizadores.
Sin embargo, a pesar de los errores y dificultades, puede decirse que la Primera Evangelización que hicieron los misioneros en América Latina fue muy buena porque de verdad llegó hasta los elementos básicos de la cultura, prueba de ellos es la religiosidad popular que ha quedado en nuestro pueblo.
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